viernes, 8 de febrero de 2008

COMUNISMO LIBERTARIO



En Figols primero, en otros pueblos de la comarca después, se proclama por vez primera en la historia, el comunismo libertario. No dura más que unos días, es cierto, pero no por ello deja de revestir importancia. Los obreros son dueños de la situación por espacio de una semana (en media docena de lugares en enero de 1932).



En ningún sitio se cometen robos, asesinatos ni violaciones. En todos se da el mismo espectáculo. Los trabajadores saludan con alborozo el triunfo de la revolución. Se incautan de los ayuntamientos, izan banderas negras y rojas, anulan el dinero y compran por medio de vales. Pero ni un sólo momento los obreros creen que el éxito les libera de la necesidad de seguir trabajando. La organización abarca en la experiencia de Figols tres aspectos distintos: militar, económico y administrativo o político. El primero se resuelve -bien en contra de la voluntad de Manuel Prieto que las considera totalmente inútiles- con la constitución de unas milicias que defenderán a la comunidad en caso de ser atacada; el segundo, con la formación de un comité encargado de la producción y del consumo; y el tercero, con unas elecciones destinadas a la estructuración de la comuna libre. Es preciso realizar determinadas tareas de conservación tanto en las minas como en las fábricas y los obreros las realizan voluntariamente en beneficio de la comunidad. Más adelante, cuando asegurada la transformación social se organice la nueva sociedad, tendrá como base el trabajo libre y voluntario de cuantos deban intervenir en las faenas productivas. El consumo se organiza a base del economato. Como se ha abolido el dinero, los pagos se hacen con vales que autoriza el comité revolucionario de acuerdo con las necesidades de cada individuo. (Prieto hace especial hincapié en que nadie pida más de la imprescindible y es obedecido. La prueba es que todo el pueblo de Figols no consume en el economato en el transcurso de la semana víveres ni mercancías por valor superior de las tres mil quinientas pesetas).Las elecciones para designar los hombres que habían de dirigir la comuna libre se celebran el miércoles. Votan hombres y mujeres y los chicos mayores de dieciséis años. Por mayoría absoluta se designa al delegado general y ocho ayudantes suyos que entran en funciones inmediatamente.(Todo esto ocurre -repitámoslo-- hace setenta y seis años. Visto hoy, con las dolorosas experíencias vividas desde entonces, tiene un aire de conmovedora ingenuidad. Sus protagonistas, que no ocasionaron una sola víctima, eran auténticos idealistas que soñaron posible la realización incruenta de sus más bellos sueños. Que ahora, con una perspectiva de más de medio siglo, comprendamos que sus ilusiones carecían de toda posibilidad de realizarse, no obsta para que ellos confiaran en su triunfo. Incluso que durante unos días creyeran realmente haber triunfado).Pero el despertar no tarda en producirse.
El mismo Manuel Prieto comprende que la realidad tiene poco que ver con sus esperanzas cuando el jueves baja como puede hasta Barcelona y se encuentra que la vida de la gran ciudad discurre con absoluta normalidad. El suyo ha sido un movimiento espontáneo de unos millares de mineros y obreros textiles, condenado desde el primer instante a un inmediato e ineludible fracaso. De nada sirve para impedirlo que los obreros barceloneses se lancen a la huelga al final de la semana Como expresión de solidaridad.


El gobierno de la República, que preside en estos momentos Manuel Azaña. ha reaccionado tras unos días de general estupor al tener noticia de lo que sucede y el general Batet (que manda la IV Región Militar) recibe órdenes que cumple inmediatamente, de mandar unos batallones y unas baterías que acaben con la rebelión del Alto Llobregat.
Manuel Azaña ...Mostré mi resulución de proceder con toda rapidez y con la mayor violencia a reprimir la rebelión... no estaba dispuesto a que se me comiesen la República "bandidos con carnet de socios de la CNT"



Manuel Prieto retorna el viernes, hundido y desilusionado, a Figols y da cuenta a sus compañeros de lo que ocurre. Las tropas están ocupando sin lucha ni necesidad de disparar un sólo tiro, todos los pueblos vecinos. Muchos mineros están dispuestos a resistir allí. Tienen algunos rifles y pistolas y gran cantidad de dinamita; y los más exaltados hablan de hacerse matar en las alturas de San Cornelio. No sin grandes esfuerzos, Prieto consigue hacerles desistir de su locura. La lucha sangrienta sería más que inútil, contraproducente para las ideas defendidas. No ha llegado el momento de la revolución y nada justificaría el sacrificio estéril de un puñado de vidas.



Tras larga deliberación acuerdan quedarse en Figols los que se consideren menos comprometidos y tratar de ganar la cercana frontera los restantes. Manuel Prieto marcha con estos últimos. Pero cuando ya está apunto de pisar la raya francesa se despide de sus compañeros. Considera su deber entregarse para responder personalmente de lo sucedido, y se entrega.

A consecuencia de estos hechos fueron deportados por el gobierno de la Republica cientos de trabajadores desde Barcelona en el barco mercante "Ciudad de Buenos Aires" a las colonias de Guinea Ecuatorial y Canarias.
(Manuel Prieto murió el 20 de julio de 1936 en la toma del cuartel de Atarazanas, por una bala fascistas).





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