miércoles, 20 de agosto de 2008

Los grandes plátanos.

La primera vez que llegue al pueblo fue lo que me llamo la atención y cuando me fui, lo que siempre recordaría.
La carretera paralela al río entra en el pueblo custodiada por los grandes y centenarios plátanos.
Hoy, los más cercanos al pueblo ya no están, en estos últimos tiempos ronda por los ayuntamientos la norma y costumbre de talar árboles, cualquier excusa es buena, en esta ocasión el problema residía en el volumen de los mismos ¡demasiado grandes! y quitan visibilidad, de poco sirvió que estuvieran en el pueblo antes que cualquier persona de las que ahora residen, poca delicadeza y mucho materialismo. En su lugar han plantado unos pequeños tilos, de momento todo parece más amplio, esperemos que dentro de unos años cuando hallan crecido no corran la misma suerte que los plátanos que ahora sé que talaron y trocearon para ser quemados sin ningún remordimiento por el fuego.
Ahora es otra la vista, quizás halla más luz pero le falta sombra y poesía y una cosa estoy seguro siempre que recuerde el pueblo, recordare… la carretera paralela al río y los grandes plátanos que la custodiaban.

No hay comentarios: